Como no morir de hambre, ni de pena… en el siglo XXI

Os acordáis de aquella época en la que nos decían estudia esto o no encontrarás trabajo? O, estudia lo otro que tiene más salida profesional…  Y ahí estábamos todos, estudiando esto o lo otro para poder colocarnos en el mercado laboral y optar a un puesto de trabajo fijo, de aquellas aguas estos lodos, ahora millones de personas encerradas en oficinas y despachos de empresas mirando cómo pasa el reloj para que llegue el fin de semana sintiéndose presos de trabajos que no aman y que tampoco les realizan e hinchándose a antidepresivos, ansiolíticos, para paliar una frustración cada vez más destructiva.

Qué lejos ha quedado por suerte aquella época industrial, en al que nuestros padres nos decían que si hacíamos aquello que nos gustaba nos íbamos a morir de hambre y donde la máxima aspiración era encontrar un trabajo fijo para toda la vida en el cual pasar cuarenta y cinco monótonos años haciendo lo mismo ocho horas diarias, es decir, casi 2000 horas anuales, disfrutando eso sí, de un mes de vacaciones en verano, otra semana en navidades y con un poco de suerte, otras más en Semana Santa, donde si no estamos lo suficientemente agotados, y si lo estamos también, aprovecharemos para salir de vacaciones fantaseando que esa es la auténtica vida que nos pertenece, hasta que llegue la jubilación y ahí sí, descorchar la botella y brindar por la libertad! Todo respaldado por nuestros fieles escudos, la hipoteca, los niños, las facturas….   Esa creencia limitante de lo fijo para toda la vida cobraba especial énfasis con el funcionario dónde las garantías de tener una silla fija para toda la vida donde sentarse y no moverse hasta la jubilación es más segura que en cualquier empresa, puestos conocidos hoy en día como jaulas de oro.


Esa época industrial y mecanizada de los medios de producción donde la persona simplemente era una pieza perfectamente sustituible de un engranaje pesado ya llego a su fin, coincidiendo también con un capitalismo de capa caída que está dando paso a la nueva era y al nuevo paradigma laboral; el talentismo. Este cambio de paradigma rechaza la creencia limitante de que si haces aquello que te gusta morirás de hambre y la sustituye por un si no haces aquello que amas morirás de hambre.

En este nuevo paradigma, ya no se trata de hartarte de estudiar y acumular títulos para encontrar un trabajo fijo “para toda la vida” en el cual con un poco de suerte cobrar 2500 € al mes,  sino que se trata de descubrir cuales son nuestros talentos y ponerlos al servicio de los demás.  Y lo mejor, que todo el mundo tenemos un talento, sí, has oído bien, todo el mundo, y algunas personas privilegiadas hasta más de uno. Esa es, como ya está demostrada, la única manera de vivir desde el propósito y en abundancia haciendo que todo fluya y que el trabajo tal, que etimológicamente viene de la palabra trivalium es decir un aparato de tres palos para la tortura, retome un nuevo concepto asociado a la pasión, la ilusión, el deseo y el servir,  en el cual ya no estemos deseando que lleguen las vacaciones porque realmente nuestra percepción es que cada día sea un día de vacaciones, dejando de ver como pasan las horas en el reloj para que acabe nuestra jornada, por una situación en la que deseamos que nuestra jornada se extienda porque no queremos dejar de hacer aquello que amamos.


Quizás muchos penséis; vale sí, Jose, todo esto es muy bonito y suena muy bien, pero es utópico porque yo no tengo talento en nada… Entonces te diré que te equivocas y te retaré a que respondas dos preguntas. La primera: ¿Qué harías independientemente de que te pagasen? y la segunda: es ¿Qué harías si te enterases de que solamente te quedasen dos años de vida? piensa en ellas con calma y cuando encuentres la respuesta desde el corazón, será el momento de Elaborar un Plan de Acción.